
Este año el premio se lo lleva Souto de Moura, arquitecto portugués, discípulo del también galardonado Alvaro Siza (
Pritzker del 92). Lo que conozco de su obra me transmite que tiene una sensibilidad para con la materia muy especial, siendo un sello de su arquitectura el encuentro preciso e impoluto entre materiales, o entre arquitectura y territorio. Su arquitectura era sostenible antes de que se hablara de ello, pues mantiene la lógica constructiva de antaño: usar los materiales del lugar, utilizar la inercia térmica de los materiales, etc... Clicka sobre la imagen para ver más imágenes de su obra.
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