
En un concierto de Londres de 2003, mientras la administración Bush se empeñaba en la invasión de Iraq, Natalie Maines (cantante del grupo, la que aparece en medio de la foto con el tatuaje de Bocazas, Big mouth) dijo las siguientes tres frases ante el micrófono: “Nosotras estamos del lado de los buenos con todos vosotros. No queremos esta guerra ni esta violencia. Y nos avergüenza que el presidente de EEUU sea tejano” (porque ellas también lo son).
Los medios de comunicación sólo escucharon la última frase y la utilizaron para atacar a la banda hasta el punto de tener que poner detectores de metales a la entrada de los conciertos tras recibir amenazas de muerte. La mayoría de las cadenas de radio se negaron desde entonces a programar sus canciones. La gente se manifestaba en sus conciertos y destruían sus discos como señal de repulsa. El propio Bush declaró que le parecía tan bien que ellas hubieran expresado su opinión como que la gente dejara de escucharlas porque ambas cosas demostraban la libertad de expresión. Hay gente que no distingue entre la libertad de expresión y la censura, lo cual explica bastantes cosas.
Las Dixie Chicks eran un grupo de country, provenían de Texas, salían a sus conciertos con los sombreros de cowboy en la espalda. Quizá por eso la respuesta fue tan dura: porque, más que un ataque, aquello se tomo como una traición. La respuesta más inmediata que dieron ellas fue la fotografía que ves arriba, portada de la revista Entertainment. La respuesta a largo plazo fue más compleja. Cambiaron de estilo musical girando hacia el rock y dando por perdida la audiencia country y esperaron a que la situación política cambiara -en aquel momento con un Bush crecido por el apresamiento de Saddam Hussein. El proceso les llevó tres años (hasta el 2006) y aún hoy no han recuperado su nivel de ventas anterior al concierto de Londres.
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